Para los usuarios de gafas, ésta es una pregunta que suele aparecer de vez en cuando, pero a la que pocas veces se intenta dar respuesta y, menos veces aún, poner solución. Y es que, más allá de las razones estéticas que suelen motivar a mucha gente a cambiar de gafas, hay otros motivos que pueden resultar mucho más importantes y que muchas veces no tenemos en cuenta.
Las cosas se cambian cuando dejan de funcionar
Esto es un lema que mucha gente sigue con la mayoría de las cosas que compra, no solo gafas, sino también electrodomésticos, accesorios, etc. Y no está mal pensado, ya que a nadie le gusta derrochar. Pero, cuando hablamos de las gafas, la mayoría de las veces pensamos que dejan de funcionar cuando se rompen, cuando se rayan los cristales o, en algunas ocasiones, cuando pasan de moda.
Esto es cierto, pero también hay que pensar que unas gafas dejan de ser útiles cuando no cumplen su función principal, que es la de solucionar de un modo eficaz los problemas de visión. Esto, en realidad, es un problema, porque muchas veces no somos capaces de identificar una pérdida progresiva de visión, y pensamos que seguimos viendo correctamente.
Para no caer en este error, lo recomendable es realizar revisiones periódicas, con el fin de asegurarnos de que la graduación no ha cambiado y no tenemos que sustituir los cristales por otros más actualizados. Y, por supuesto, si se percibe una pérdida de visión, hay que acudir lo antes posible a una óptica para cerciorarse.
Mayor frecuencia en niños y adolescentes
Los niños y adolescentes con problemas de visión pueden necesitar cambiar sus gafas de un modo más frecuente que los adultos. Esto se debe, simplemente, a que, al estar en época de crecimiento, estos defectos en la visión también van evolucionando hasta estabilizarse.
Del mismo modo, el crecimiento también puede ocasionar que las gafas que se compran a un niño dejen de servirles o de resultar cómodas en tan solo un par de años. Por estos motivos, es recomendable que, a estas edades, pueda resultar necesario realizar revisiones ópticas de un modo más habitual.
Además, debido a estos factores, en Alain Afflelou disponemos de una ‘Garantía Especial para Niños’ por la cual Alain Afflelou Óptico se compromete a cambiar gratis los cristales de las gafas de los niños menores de 12 años, tantas veces como sea necesario, por cambios de graduación durante los doce meses posteriores a la compra, tanto para su primer par de gafas como para los pares adquiridos en la misma compra.
La adaptación a las nuevas gafas
Cuando se cambia de gafas, en ocasiones puede haber un periodo de adaptación, hasta que los ojos y el cerebro se acostumbran a las nuevas lentes, la nueva graduación o, incluso, la nueva montura. Esto puede ocasionar a veces visión borrosa, mareos o dolor de cabeza, pero estos síntomas entran dentro de la normalidad. De todas maneras, si ves que las molestias no desaparecen al cabo de unos días, no dudes en consultar en tu óptica, ya que puede que los cristales no sean los más adecuados y sea necesario hacer alguna modificación o sustitución.