Lejos de enseñaros las novedades que vamos incorporando a nuestras colecciones, en ALAIN AFFLELOU nos gusta contar con la experiencia de nuestros ópticos de cara a informaros de temas a los que no se le da especial importancia pero es interesante conocerlos. Por ello hoy hemos decidido hablar del punto ciego del ojo. ¿Qué es?
Antes de explicar a qué llamamos el punto ciego de nuestro ojo, vamos a intentar conocer un poco qué es la retina y su función.
La retina es un tejido situado en la superficie posterior del ojo, que está compuesto por fotoreceptores, llamados conos y bastones. Son células sensibles a la luz y su función es recoger la información visual que se trasmite al cerebro a través del nervio óptico.
Si comparáramos un ojo con una cámara fotográfica, la retina sería la película fotográfica en la que se plasma la imagen que captura dicha cámara.
Por lo tanto podríamos decir que en toda la retina existen esas células fotosensibles, excepto en un punto, justo en el lugar en el que el nervio óptico incide en retina, y ese es el llamado “punto ciego”, o técnicamente conocido como papila o disco óptico. Es un punto muy pequeño de aproximadamente 2 x 1.5 mm y no es coincidente en los dos ojos. De ahí que nadie lo aprecie, ya que el cerebro humano es capaz de rellenar esa pequeña área en relación al entorno visual que le rodea.
Como comprobación os animamos a realizar este test:
Taparos con la mano el ojo izquierdo y situaros de tal forma que vuestro ojo derecho quede alineado con la cruz, a una distancia de unos 60 cms.
Lentamente iros acercando a la pantalla de vuestro ordenador, de tal forma que llegará un momento que sin quitar la mirada de vuestro ojo derecho a la cruz dejaréis de ver ese punto negro. Y ahí tendremos localizado el punto ciego de nuestro ojo derecho.
Como detalle curioso, los ojos de los pulpos no son como los de los humanos, podríamos decir que los pulpos no tienen ese punto ciego, ya que toda su retina está llena de conos y bastones, y el nervio óptico parte de esa capa posteriormente.
Y os preguntaréis que ¿a quién debemos el honor de este descubrimiento? Pues en 1660 fue Edme Mariotte, filósofo y matemático francés, quien descubrió el punto ciego gracias a una moneda que situándola en un punto determinado dejaba de verla.
En resumen toda una incongruencia de la Ciencia… Tener un órgano para ver y que éste tenga un punto ciego… ver para creer 😉
Texto de: Celia Piñero, diplomada en Óptica y Optometría por la UCM en 1995, desde entonces ha ejercido como óptico-optometrista. Se incorporó a ALAIN AFFLELOU en 2008 con la apertura de Móstoles 2 de Mayo, donde actualmente ejerce de responsable de tienda