Ayer fue un día emocionante para Juanjo, Verónica, Joan, Raquel, Luisa, Abdel y María, nuestros voluntarios de la Fundación ALAIN AFFLELOU integrados en la caravana “El Desierto de los Niños” de este año.
Se desplazaron 50 kilómetros desde Merzouga, donde se hospedan estos días, hasta la pequeña localidad de Glagla y revisaron la vista a las 247 personas que más lo necesitaban. El pueblo entero se mostró muy agradecido por la labor que realizaron allí.
Nuestros voluntarios, con la inestimable ayuda una vez más de de Choukri Younes y Said Ben Mbark, de la Fundación Marroquí para la Ayuda de Personas con Dificultades Visuales, vivieron casos realmente especiales. “Una chica de unos 30 años y con 16 dioptrías, que nunca había usado gafas graduadas, se emocionó tanto al poder ver bien con las gafas de prueba que se puso a llorar”, nos cuenta Raquel (Ortega), de ALAIN AFFLELOU en Los Barrios (Cádiz).
Para Juanjo (Gómez), de la óptica de Pinto, en Madrid, “es difícil quedarse con un momento de los que estamos viviendo. Da igual que sean niños, jóvenes, señoras o señores, las continuas muestras de agradecimiento son increíbles”.
María (López), de O Carballiño, se emocionó tanto como una de las mujeres a las que graduó: “Llevaba años sólo viendo desde muy cerca y, cuando con las gafas de prueba vio de lejos, se le cayeron las lágrimas”.
“Poder ayudar a personas que lo necesitan tanto es para lo que vine aquí, al sur de Marruecos. Es una de las mejores decisiones que he tomado en mi vida y espero poder seguir viniendo ayudar más”, nos dice un también emocionado Abdel (Idhammou), de ALAIN AFFLELOU en Marrakech.
Luisa, de Barcelona, también tiene su pequeña gran historia: “Yo me quedo con cómo reaccionó una niña muy pequeña que le tenía muchísimo miedo a la máquina de graduar. Le di un abracito y se calmó. Es increíble todo lo que nos está pasando aquí”.