A pesar de que asociamos la aparición de las cataratas con la edad adulta, la realidad es que este problema ocular también afecta a personas de otras edades e incluso a recién nacidos. En este caso, esta afección recibe el nombre de catarata congénita. Un problema que afecta a entre uno y 14 de cada 10000 recién nacidos, que en la gran mayoría de los casos se puede tratar con éxito.
¿Qué es son las cataratas?
Nuestros ojos cuentan con una estructura llamada cristalino que, entre otras funciones, nos permite enfocar correctamente los objetos a diferentes distancias. La llamada catarata es la pérdida de transparencia de este cristalino. Una situación que puede hacer que nuestra visión se vea comprometida.
Es habitual que las cataratas se presenten en la ancianidad, ya que una de sus principales causas es el envejecimiento progresivo del tejido. Sin embargo, aunque es menos frecuente, las cataratas también pueden afectar a personas jóvenes e incluso a recién nacidos. En algunos de estos casos, este problema ocular aparece asociado a otras patologías como la diabetes o al consumo de ciertos medicamentos.
Síntomas de la catarata congénita
En el caso de la catarata congénita el bebé nace con una opacidad en la lente natural del ojo que afecta a su salud ocular. Puede parecer que los problemas en la visión son difíciles de detectar en un recién nacido. Sin embargo, algunos síntomas de la catarata son fáciles de reconocer, como una característica mancha blanquecina que aparece en la zona de la pupila. Otros síntomas incluyen desviación ocular o estrabismo y temblor o movimiento incontrolado en el ojo.
Que la vista del pequeño se vea afectada o no por la catarata dependerá de la tipología de la misma. Las cataratas que afectan a la visión central y/o limitan gravemente la visión suelen ser intervenidas rápidamente mientras que aquellas de menor tamaño o que suponen menos limitación para los bebés que lo padecen suelen ser objeto de revisiones frecuentes antes de la cirugía.
Tratamiento de la catarata congénita
La cirugía de catarata consiste en la aspiración de la misma a través de diferentes técnicas quirúrgicas. Los expertos recomiendan realizar esta cirugía entre las 6 semanas y los 3 meses de vida. Sin embargo, será el cirujano ocular quien decida el momento más oportuno para llevar a cabo esta operación. Tras la retirada de la catarata, resulta necesario iniciar un proceso de rehabilitación con el fin de recuperar el funcionamiento correcto del ojo.
En muchos casos este tratamiento se lleva a cabo mediante la aplicación de parches. Su éxito dependerá, en gran medida, de la implicación del paciente en el seguimiento de las pautas establecidas.
La catarata congénita es un problema ocular que necesita el seguimiento de un profesional médico. Desde la Fundación ALAIN AFFLELOU te recomendamos que en el caso de que tu hijo sufra esta patología, contactes cuanto antes con un profesional para que pueda evaluar su situación y tomar las medidas más adecuadas.