• Los niños están exentos de los peligros del sol si están debajo de la sombrilla en la playa o en la piscina.
FALSO: La tela de la sombrilla no es un filtro UV. Bajo la sombrilla se mantiene un 35% de la radiación solar. Por tanto, se puede generar el efecto contrario al deseado haciendo que la exposición sea más prolongada y se acumule más radiación UV, tanto en la piel como en los ojos.
Además, hay que tener en cuenta que la luz que nos llega reflejada de otras superficies como la arena y el agua del mar y hará que la radiación solar sea más intensa, aumentando así su potencial dañino.
• Es suficiente proteger a mi hijo con una gorra.
FALSO: El uso de sombrero o gorra con visera puede reducir la exposición de los ojos a los rayos UV hasta en un factor de cuatro. Pero para protegerles mejor de los rayos directos y periféricos es obligatorio el uso de gafas de sol envolventes.
Los niños necesitan incluso mayor protección UV que los adultos. El riesgo de daño a los ojos y la piel de la radiación UV solar es acumulativo a lo largo de la vida, es decir, el peligro sigue creciendo a medida que vamos acumulando horas de exposición al sol durante toda nuestra vida. Por esta razón, es especialmente importante para los niños proteger sus ojos del sol. Además, suelen pasar mucho más tiempo al aire libre que los adultos.
Cuando vayas a la playa o a la piscina no te olvides del kit completo: la sombrilla, el sombrero y las gafas de sol.
• No es necesario utilizar gafas de sol si el día está nublado.
FALSO: La radiación solar siempre está presente, desde que amanece hasta que anochece. Es más, incluso en los días nublados, con nubes altas, el índice de UV sólo se atenúa ligeramente a 0,9 en lugar del 1,0 existente cuando no hay nubes o éstas son mínimas. Sólo la lluvia, la niebla y las nubes bajas reducen significativamente la exposición a la radiación UV.
• La exposición al sol en las horas centrales del día son las más peligrosas para la vista.
FALSO: El motivo es que a esas horas el sol se encuentra en su punto más alto y, aunque sí te quemes la piel, los ojos están más protegidos por la sombra de los párpados.
Al contrario que ocurre con la piel, los principales efectos de la radiación solar sobre la vista se producen al amanecer y al atardecer, el momento en el que el sol está más bajo y sus rayos inciden de manera directa sobre los ojos.
• A diferencia de la piel, mis ojos no tienen memoria.
FALSO: Además de efectos a corto plazo en los ojos como la queraconjuntivitis, el daño ocular provocado por los rayos ultravioleta es acumulativo y permanente. Aunque no notemos el daño, la radiación produce patologías crónicas como la pinguécula, el pterigium, las cataratas o la Degeneración Macular Asociada a la Edad (DMAE).
• Las gafas de sol que compras en la calle protegen igual que las de la óptica.
FALSO: Todas las gafas de sol deben estar homologadas, de no ser así suponen un grave peligro para la salud visual. Siempre debes comprar las gafas en un establecimiento especializado con la supervisión y recomendación de un experto.